24 January 2018

Subsidio litúrgico

Domingo VII de Pascua
Solemnidad de la Ascensión del Señor
Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

 

Monición de entrada

A cuarenta días de la Resurrección, la liturgia nos introduce en el misterio de la Ascensión. Un misterio que nos revela la lógica de Dios: Dios Padre devuelve a Jesucristo su verdadero lugar, que está junto a él, a su derecha.

Con la celebración en este domingo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, también la Iglesia quiere recordar como la verdad debe ocupar su lugar en nuestras vidas.

Lo hace con el lema «La verdad os hará libres» (Jn 8, 32) con el que se celebra esta jornada,  invitándonos a construir un mundo más verdadero y en paz, un mundo en que la comunicación responda a su misión de ser modalidad esencial para vivir la comunión, dejando atrás el egoísmo orgulloso.

Con este deseo comenzamos la Eucaristía: que el Espíritu Santo, que pronto nos será enviado, nos conceda su gracia, que nos guie siempre por el camino verdadero que nos lleva al Padre.

 

Lecturas

Primera: Hechos de los Apóstoles 1, 1-11. A la vista de ellos, fue elevado al cielo.
Salmo responsorial: Salmo 46. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Segunda: Efesios 1, 17-23. Lo sentó a su derecha en el cielo.
Evangelio: Marcos 16, 15-20. Fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.

 

Sugerencias para la homilía

«La verdad os hará libres» (Jn 8, 32) es la cita del Evangelio que enmarca la Jornada de las Comunicaciones Sociales de este año, como nos refería la monición, al comienzo de la Misa.

Nuestro mundo, que vive desde una alocada libertad, parece prescindir de una verdad que dé apoyo, firmeza, credibilidad a nuestra vida. Parece que, en medio de tanto cuestionamiento, hasta la misma realidad se diluye por el relativismo que nos acecha. Y, en medio de este mundo tan segmentado, es necesario que renovemos nuestro propósito de buscar la verdad, que engendra paz.

Una verdad que puede padecer tormentos bajo la forma de la mentira más atroz, pero una verdad que prevalece al final como el cimiento tras la caída de tanto artificio proyectado. Ya lo decían nuestros mayores: las mentiras tienen las patas cortas, y se las caza bien rápido.

Es curioso comprobar como dentro de nosotros la dinámica de la serpiente, que advierte el Papa en su mensaje de este año, nos dificulta abrir nuestras vidas sin reservas a la verdad de la Resurrección, de la Vida nueva que Dios quiere para sus hijos. Los mismos discípulos aparecen en la primera lectura contrastando los dimes y diretes: «Señor, ¿es ahora cuando…?». Que no dejemos que las exclusivas y fabulaciones favorezcan el chismorreo que tanto nos critica el Papa.

Jesús también tuvo que sufrir la mala prensa de su época: que si obraba con el poder de Belcebú, que si era un blasfemo, que si un bebedor y un borracho, que si andaba con malas mujeres, que si… Hoy, en el Evangelio, quiere dar al traste con todos aquellos que le habían acusado por envidia, por egoísmo, por desconocimiento… de ser lo que lo que no era.

Él bien sabía la verdad: que la gloria, que tenía antes, le debía ser devuelta; que su sitio junto al Padre no podía ser usurpado, si no más bien… iba a ser ofrendado a todos aquellos que, hijos en Él, podrían tras su partida caminar hacia el cielo.

Un poema de Machado dice que no hay camino, que se hace al andar; pero no es cierto… los cristianos tenemos bien claro el camino a recorrer: está en Jesús.

Quizás este camino esté cerrado por tanta vegetación o anegado y nos sea difícil transitar, pero de la puerta estrecha ya nos habló Él.

Es tarea nuestra no mantener los esquemas o dinámicas que sostienen esta confusión. Es una tarea compartida… debemos fiarnos del mismo Señor, que es quien confirma en nosotros con las señales que acompañan nuestras palabras, la veracidad de nuestra misión en el mundo, continuando su misma misión. (Cfr. Mc 16, 20)

 

Oración Universal

Imploremos al Señor que él nos alcance abundantemente la paz y verdad necesarias para llevar su Evangelio a toda la creación, diciendo: Señor de la gloria, escúchanos.

- Por la Iglesia Universal, para que anuncie la verdad del Evangelio, propiciando que el mundo de hoy encuentre vías de comunión verdadera, denunciando todo intento de utilización de la información con fines egoístas. Oremos.

- Por los gobernantes, para que su único afán sea buscar un mundo sin enfrentamientos artificiales, un mundo pacífico en que impere la justicia y el bien común. Oremos.

- Por todos los que sufren, en su cuerpo o en su espíritu, y de un modo especial pedimos por quienes sufren la lógica de la desinformación, para que el Señor posibilite que las relaciones humanas siempre estén regidas por el bien y la verdad que luchen frente a la arrogancia y el odio que buscan desacreditar al otro. Oremos.

- Por los comunicadores, para que no perviertan con la falsedad el don precioso de la realidad que nos rodea y sepan trasmitir la paz, verdadera noticia, sin impregnarla de nada que le reste verdad. Oremos.

- Por las redes sociales, para que las personas que las pueblan tengan la astucia de discernir y escuchar, libres por la verdad de toda codicia, la sed de liberación de la falsedad y búsqueda de la relación del resto. Oremos.

- Por todos nosotros, para que la lógica de compartir se imponga a la sed de poder, de tener y de gozar, y nos esforcemos cada día en educar en la verdad y vivir desde la libertad del corazón. Oremos.

Acoge, Padre, las suplicas que en verdad hoy te dirigimos; atiéndelas benigno e inspira en nuestros corazones el firme propósito de dejarnos guiar por ti, para que, por Jesús Resucitado, «Camino, Verdad y Vida», podamos llegar a ti.

Tú, que vives y reinas, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Monición final

Que la alegría, de la Resurrección del Señor, resuene en toda la creación y en todos los que, fieles a la verdad, proclamamos su saludo pascual: «Paz a vosotros». Que hagamos de esta ofrenda del Resucitado una constante invitación a salir de nuestras lógicas mundanas y anunciar su Buena Noticia.